También hubo versiones en varios colores, como amarillo y anaranjado. En ambos casos son balones auténticos pero con ninguno de ellos se jugó el mundial de México, a pesar de que el motivo de su creación fuera un supuesto uso en partidos jugados bajo malas condiciones de luminosidad en el estadio o mal tiempo atmosférico por lo que debido a su color se reconocerían más fácilmente.