Cada vez se escucha más hablar acerca del movimiento y la cultura maker, a raíz de la aparición de nuevas tecnologías y herramientas de diseño y fabricación a bajo coste, como las ya conocidas impresoras 3D o los drones, por poner algunos ejemplos. Esto, combinado con la aparición de plataformas de crowdfunding como Kickstarter, hacen cada vez más posible que estos makers, “hacedores” o “creadores” que se juntan en comunidades que permiten generar sinergias entre sus miembros, puedan llegar a convertir sus propios proyectos en un negocio sostenible. Es decir, innovación abierta en estado puro.