Me encanta el arte barroco, justo por su fuerza expresiva, por la pasión con la que se intentaba conmover a la gente, despertar las emociones en cada espectador. Los trampantojos, los juegos interpretativos que provocan, las metáforas y lugares comunes con los que los autores entablan un diálogo con la gente que recibe su arte. Algo fenomenal, tanto la arquitectura como los cuadros en lienzo me parecen geniales.